La Fórmula 1 se considera un mundo en el que la planificación es el primer mandamiento. En muchos aspectos lo es, la actividad en el paddock está jalonada por una planificación capilar en todos los papeles, ya sean los de los equipos, los del personal de la FIA o los de Liberty Media. Sin embargo, hay imprevistos que a veces se convierten en verdaderos parteaguas, episodios que mueven el timón, provocando importantes cambios de rumbo.
Hablamos de los pilotos, por tanto uno de los elementos más cruciales para los diez equipos que salen a la pista. En la noche del 8 al 9 de marzo, los médicos que acompañaban a Ferrari en la pista se dieron cuenta de que Carlos Sainz no podría continuar el fin de semana en el circuito de Jeddah. El español había salido a pista el viernes en las dos sesiones de entrenamientos libres, dando un total de cincuenta vueltas, pero lo que inicialmente parecía una intoxicación alimentaria resultó ser una apendicitis.
Oliver Bearman, Ferrari SF-24
Foto de: Zak Mauger / Motorsport Images
Ferrari llamó de madrugada a Oliver Bearman, presente en Jeddah para el fin de semana de F2, y el piloto de la Academia de la Scuderia dejó su mono del equipo Prema (con el que había logrado la pole el viernes) en el hotel y acudió temprano a la pista para ponerse el rojo. El resto es bien conocido, Bearman se familiarizó con el Ferrari en la sesión FP3, antes de terminar undécimo en la calificación y un buen séptimo en la carrera. Esta actuación cambió muchas cosas.
Haas, un equipo que en el pasado había desairado el mercado de los jóvenes cuando tenía que elegir un piloto, cambió inmediatamente de actitud. Alfombra roja para Bearman (para quien también se liberó inmediatamente un número considerable de sesiones de FP1) y a negociar para tenerlo con ellos en 2025.
Andrea Kimi Antonelli, piloto reserva de Mercedes y titular en 2025
Foto de: Mark Sutton / Motorsport Images
La rapidez con la que Oliver se ha familiarizado con el Ferrari SF-24 también ha ayudado a Mercedes a disipar cualquier duda que pudiera quedar sobre la decisión (ya tomada) de ascender a Kimi Antonelli al papel de titular en el próximo campeonato. Por cierto, Bearman y Antonelli siguen siendo compañeros de equipo en la Fórmula 2, una categoría en la que Antonelli (un novato) ha confirmado de inmediato estar a la altura de su vecino de box. Si Oliver ha rendido tan bien desde su primer día como piloto de Fórmula 1, no hay razón para que Kimi no pueda hacerlo también.
Franco Colapinto, Williams Racing
Foto de: Sam Bloxham / Motorsport Images
Seis meses después le llegó el turno a Williams. El equipo llevaba tiempo deseando poner fin a la relación con Logan Sargeant y, tras un nuevo incidente en el Gran Premio de Holanda, la olla se llenó. Se esperaba que Mick Schumacher se incorporara al equipo, pero a pesar de una llamada de Toto Wolff a su antiguo empleado James Vowles, la candidatura que surgió sorprendentemente fue la de Franco Colapinto.
En aquel momento, el argentino era séptimo en la clasificación de la F2, justo por delante de Antonelli (por 9 puntos) y unos buenos 62 puntos por delante de Bearman. ¿Por qué no intentarlo? Colapinto se presentó muy bien, impresionando inmediatamente con un duodécimo puesto en Monza y, sobre todo, con un octavo en Bakú.
Jack Doohan, piloto reserva del Alpine F1 Team
Foto de: Sam Bloxham / Motorsport Images
Poco antes del debut de Colapinto llegó la oficialidad de Jack Doohan en Alpine para la temporada 2025, mientras que el fin de semana del Gran Premio de Singapur llegó la confirmación del regreso de Liam Lawson a los circuitos (en lugar de Daniel Ricciardo) tanto para las seis últimas carreras de 2024 como para la siguiente temporada. Por último, el 6 de noviembre Audi anunció el fichaje de Gabriel Bortoleto, que quedó libre de McLaren aprovechando una cláusula de su contrato con la escudería británica.
Gabriel Bortoleto con el jefe de Sauber, Mattia Binotto
Si Colapinto está en la mira del próximo mundial (para Franco hay una posibilidad Red Bull/Racing Bulls que se aclarará entre Las Vegas y Losail) habrá no menos de seis pilotos en 2025 que disputarán su primera temporada completa en Fórmula 1, es decir, el 30% de la parrilla.
Una nueva ola a todos los efectos, que en pocos meses ha roto la tendencia a la estabilidad y a la experiencia que parecía haberse consolidado en el paddock. Tantas convicciones han sido barridas en el espacio de unos pocos meses, dando lugar a un cambio generacional que tiene pocos precedentes.
En el paddock hay quienes están convencidos de que era inevitable, teniendo en cuenta la estabilidad récord que había marcado la transición de la temporada 2023 a la 2024, pero también quienes creen que es un claro ejemplo de cómo los equipos tienden a seguir las últimas tendencias. ‘Todo hace pensar que estos chicos lo harán muy bien en el próximo Mundial’, comentaba un ingeniero de un equipo puntero, ‘pero si no sale así, veremos rápidos retrocesos.
La planificación está ahí, es innegable, pero igual de innegable es que ante una operación de éxito de un vecino de box, se dispara en los equipos el deseo de emular, ya sea en el plano técnico o, en este caso, en los criterios de elección de pilotos.
Ahora es el momento de la “caza del joven”, que probablemente terminará (al menos en lo que se refiere al mercado de 2024) con el ascenso de Colapinto a la titularidad, luego la nueva ola tendrá que convencer en la pista. Si lo hace, la apuesta por la juventud será aún mayor el año que viene, aun a costa de reeditar contratos que, sobre el papel, deberían expirar a finales de 2026.