de reyes a príncipes en Ferrari y Ducati

Hasta que Lewis Hamilton desembarcó en la ‘Scuderia’ este enero, Charles Leclerc era visto por la mayoría de aficionados a la Fórmula 1 como el puntal del proyecto de los bólidos rojos. El monegasco firmó como miembro de la Ferrari Drivers Academy en 2016, dos años antes de debutar en el Mundial como titular (2018) cedido a Sauber. Al igual que él, Pecco Bagnaia también se estrenó en MotoGP en una estructura cliente (Pramac), antes de vestirse de rojo (2021) y coronarse en 2022 y 2023.

Dos títulos que, como no podía ser de otra forma, le otorgaron al turinés el rol de líder ‘de facto’ de la formación más competitiva de la parrilla. Un estatus que el desembarco de Marc Márquez ha puesto en discusión en la misma medida que Hamilton lo ha hecho con Leclerc, en Ferrari.

Que un piloto italiano de MotoGP (Bagnaia) se proclame campeón subido a un prototipo fabricado en Bolonia parece el relato perfecto desde la perspectiva del país de la bota. Algo similar ocurriría si la marca de Maranello volviera a festejar un título, casi dos décadas después, de la mano de ‘Il Predestinato’, como se conoce a Leclerc, por más que compita bajo la bandera de Mónaco.

Charles Leclerc, Ferrari, Lewis Hamilton, Ferrari

Foto de: Ferrari

La diferencia entre el palmarés de Hamilton y el de su nuevo vecino de taller todavía es más salvaje que la que hay entre el de Márquez y Bagnaia. Los siete títulos colocan al británico en el mismo plano que Michael Schumacher, a quien ya supera en victorias (105 a 91), podios (202 a 195) y pole position (104 a 68). Leclerc, quien, eso sí, lleva 11 cursos menos que él, acumula ocho triunfos, 43 podios y 26 pole. Un contraste bastante más evidente que el que hay entre Márquez (seis títulos de MotoGP) y Bagnaia (dos).

Lo anterior en cuanto a las referencias de deportivas. En lo relativo al impacto mediático, la brecha es mucho mayor. La popularidad de Hamilton le convierte en un icono mundial que trasciende a las fronteras de los circuitos, e incluso del deporte. A nivel de redes sociales no hay color si atendemos a que el perfil de Instagram del corredor de Stevenage cifra en 39,2 millones su número de seguidores, más del doble que Leclerc (17,8 millones). Proporcionalmente, la diferencia entre Márquez (7,4 millones) y Bagnaia (1,7 millones) aún es más relevante.

En lo deportivo, a la espera de comprobar la inercia que cogerá la pareja titular de Ferrari dentro de un par de grandes premios -en Australia, una carrera que la lluvia convirtió en un carrusel, Leclerc finalizó el octavo y Hamilton, el décimo-, la balanza está prácticamente nivelada, circunstancia que mantiene la paz dentro del box de ‘Il Cavallino Rampante’.

Marc Márquez, Ducati

Photo by: Ducati Corse

En Ducati, en cambio, por el momento hay un vencedor y un vencido. La aventura de Márquez como piloto oficial no podía haber arrancado mejor: con dos plenos consecutivos (victoria en la sprint y en la prueba larga, pole y vuelta rápida) tanto en Tailandia como en Argentina.

Nada que no se pudiera intuir después de la pretemporada que protagonizó el de Cervera (Lleida), que concentró la mayoría de los objetivos, tanto en las tres jornadas de test en Malasia, como en las dos de Buriram y, sobre todo, en el evento de presentación del campeonato celebrado en Bangkok, entre una tanda y la otra.

De Márquez siempre se ha dicho, sobre todo aquellos que le conocen de cerca, que es el más listo de la clase. La combinación entre talento, valentía e inteligencia emocional que concentra hace que, irremediablemente, se compare su influencia con la que en su día tuvo Valentino Rossi.

Ducati descubre al Márquez persona: “Aún es más excepcional”

A pesar de llevar solo tres meses en el taller de fábrica de las motos rojas, ya se ha ganado la complicidad de los elementos clave de la compañía boloñesa. Desde Claudio Domenicali, el CEO, hasta Gigi Dall’Igna, el director general, y pasando por los demás ingenieros, técnicos y mecánicos que se encargan de poner a punto su Desmosedici.

“Al Márquez piloto ya le conocíamos, ya sabíamos que era un fenómeno. A quien hemos descubierto es a Marc, a la persona, que es incluso más excepcional“, cuenta a Motorsport.com alguien de dentro del garaje, antes de soltar: “En un par de carreras ya nos ha dado las gracias más veces por el trabajo que hacemos, que el anterior piloto en dos años”.

Marc Márquez, Ducati, Luigi Dall’igna, Francesco Bagnaia, Ducati

Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images

Si hubo alguien determinante en su promoción, ese fue Dall’Igna, más interesado en confeccionar el mejor equipo de la historia del campeonato, que en los dolores de cabeza que pudiera conllevar la gestión de dos gallos en un mismo gallinero. “Depende de nosotros; allí es donde tenemos que demostrar lo buenos que somos”, repite el segundo ejecutivo más relevante del constructor, solo por detrás del CEO (Domenicali).

“Pecco es un señor. Desde el momento en que supo que Marc iba para allí, lo aceptó sin poner una sola pega”, cuenta a quien escribe estas líneas una voz de dentro de Ducati. Lo que ocurre es que el meteórico paso de Márquez por Tailandia y Argentina ha dejado a Bagnaia sin réplica inmediata.

El bicampeón ha asumido su inferioridad con aparente serenidad y elegancia. Su comportamiento ha sido intachable, propio del caballero que todos quienes le rodean afirman que es. Faltará ver cómo reacciona en el caso de no poder recuperar pronto el terreno perdido, o si el margen entre ambos sigue ampliándose.

En menos de dos semanas, el paddock se instalará en Austin, probablemente, el trazado en el que el #93 más a gusto se siente –ha ganado siete veces en MotoGP–. Si suma otro doblete, se presentaría en la cuarta cita (Qatar), con una ventaja sobre Bagnaia que, como mínimo, ascendería hasta los 39 puntos. Sin duda, eso supondría una prueba de fuego para el temple del italiano.